Fue inaugurado en 1935 por su dueño, Máximo Sauter, de origen suizo. El hotel fue erigido a partir de una antigua construcción de madera preexistente que en 1956 se desarmó y se reconstruyó en mampostería, conservando la imponente implantación paisajística. La obra se complementó con el característico trazado zigzagueante de la calle Rolando.